viernes, 27 de febrero de 2015

Curry vegetal poco ortodoxo. En media hora en la mesa.



A veces es tan fácil cocinar una cosa que nutre la vista, el olfato y el sabor con muy pocos recursos y muy poco tiempo.

Este es en el fondo un simple estofado de verduras especiado con curry en polvo, creado con unas pocas verduras que tenía justamente en la nevera; los ingredientes podrían sustituirse perfectamente con otros que tengamos a mano - pimiento, calabaza, brócoli,... Es un curry muy poco ortodoxo, nada de creaciones sofisticadas con especias exóticas, nos bastará lo más básico.

Ni el olor ni sabor se pueden fotografiar. Qué pena.


Curry vegetal. 
Para 2 personas.
1/3 zanahoria
1/2 media cebolla
1/2 calabacín
1 diente de ajo
1/3 chile rojo
unos tomatitos cherry
jengibre fresco - 1/3 de pulgar
curry en polvo
250 ml de leche*
250 ml de yogur natural*
1/2 - 1 cuchara de miel
mantequilla (o ghee, si lo tenemos)
sal
arroz para acompañar (unos 150 g)
* se pueden sustituir con nata o leche de coco.

En una olla calentamos unas dos cucharas de mantequilla sin subir demasiado el fuego para que no se queme; añadimos el ajo, jengibre y chile picados muy finamente y dejamos sofreír un momento. Añadimos cebolla cortada en trozos no muy grandes, zanahoria pelada y cortada en medias rodajas (de unos 3 mm de grosor) y el curry (la cantidad depende de lo especiado y/o picante nos guste tener el plato), seguimos sofriendo a fuego medio un par de minutos. Añadimos la leche, un poco de sal y la miel, y cocinamos unos 5 minutos. Por último añadimos el calabacín cortado en medias rodajas y los tomates cherry cortados a mitad. Guisamos unos 3-5 minutos más máximo - las verduras deben estar cocidas pero seguir crujientes (tanto el calabacín como tomate o por ejemplo pimiento o brócoli necesitan en realidad muy poco para estar hechos). Al final añadimos el yogur, removemos, probamos. Añadimos más curry, miel y/o sal si hace falta. Si nos parece demasiado denso el guiso o nos gusta tener más jugo, podemos añadir más leche/yogur, comprobando siempre que está bien sazonado.
Servimos con arroz.



jueves, 26 de febrero de 2015

Tom kha - sopa de coco tailandesa.




Hay tres cosas que te hacen reconocer que estás en el Sureste Asiático cuando a la llegada sales del aeropuerto: el calor húmedo, el ruido y los olores: cilantro, lima, especias... Tom kha, la sopa de coco, parece contener su esencia.

Fue en Tailandia donde nos apuntamos a nuestra primera clase de cocina local como una actividad turística durante un viaje. Fue un curso de un día en Asia Scenic Thai Cooking School en Chiang Mai.
Fue una experiencia fantástica (de hecho ha sido la mejor clase de todas las que hemos hecho hasta ahora viajando por la zona) y en todos los viajes que siguieron siempre hemos intentado repetirla. Es una manera estupenda de conocer mejor la cultura y la gastronomía local a través de explicaciones de los ingredientes típicos, su compra en el mercado local y al final su preparación como platos tradicionales bajo instrucciones de una persona que suele preparar estos mismos platos después de trabajo en su casa.




Esta es una versión vegetariana de tom kha kai - con setas, es decir tom kha het, los más carnívoros pueden añadir carne de pechuga de pollo (unos 50 g para dos) y de esta manera preparar la clásica tom kha kai. También algún ingrediente original (como las hojas de lima kafir) ha sido reemplazado por otro más fácil de encontrar en nuestra parte del mundo.


Tom kha het - sopa de coco con setas
Para 2  personas
600-800 ml de leche de coco
1 ramita de lemongrass (se pueden encontrar cada vez a menudo sobre todo en las fruterías con oferta más amplia, o simplemente en tiendas de alimentación asiática; si no la encontramos, nos la podemos saltar)
un cachito pequeño de jengibre fresco - digamos más o menos 1/4 del pulgar (en la receta original usaríamos su primo - el galangal)
1 chile rojo
1/2 lima
unos 6-8 tomatitos cherry (o dos tomates pequeños muy maduros, tomate pera iría muy bien)
4-6 setas (champiñones o setas ostra)
1 cebolla pequeña o media grande (pelada)
cilantro picado
1 cuchara de azúcar
3 cucharas de salsa de pescado


En una olla calentamos la leche de coco. La llevamos a ebullición, añadimos el jengibre pelado y cortado en lonchas muy finas, lemongrass (antes lo aplastamos con la hoja de un cuchillo grande y cortamos en dos) y el chile picado muy finamente (o si tenemos un mortero - incluso mejor machacado en el mortero). Dejamos cocer unos 5 minutos; si usamos pollo, ahora sería el momento de añadirlo (cortado en cubitos) y dejar cocer hasta que esté hecho - si no lo usamos pasamos al siguiente paso de añadir las setas y cebolla cortadas en trozos de tamaño de un mordisco, y tomates cherry cortados en dos. Dejamos cocer otros 3 minutos.
Bajamos el fuego, añadimos el zumo de lima, azúcar y salsa de pescado. removemos hasta que se incorporen y el azúcar se disuelva.

Servimos en cuencos, con cilantro picado echado por encima.




miércoles, 18 de febrero de 2015

Toad in the hole. Un plato tradicional británico con un nombre muy simpático.



Se supone que el nombre se debe al parecido (visual) de este plato a un sapo en un agujero... bueno, no quiero discutir la idea del quien se lo inventó del parecido entre una salchicha y un sapo (agujeros, si nos sale la receta bien sí nos van a salir), en cualquier caso creo que es el plato con uno de los nombres más simpáticos en toda cocina británica.

Es un plato bastante potente: imagínate una especie de una crepe gigante (bueno, en realidad es el pudding de Yorkshire) con salchichas dentro y servida con patatas, salsa y verduras... Si uno lo quiere probar, ahora el invierno es probablemente la mejor temporada.

Toad in the hole: sapo en el agujero (¡blup!)
Para 2 personas:
4 salchichas crudas
2 huevos
125 ml de leche entera
110 g de harina de trigo
sal
pimienta
aceite
mostaza (opcional)

Para acompañar:
puré de patata: unos 500 g de patata, una cuchara de mantequilla, un vaso de leche, sal, pimienta, nuez moscada
verduras cocidas: brócoli y/o coliflor al vapor; guisantes o guisantes con zanahoria; etc
salsa de cebolla: 2 cebollas grandes, una buena cuchara de mantequilla,  una cuchara muy plana de harina, 2-3 cucharas de vinagre balsámico, un chorrito de vino blanco, unas gotas de salsa de Worcester (si no lo tenemos, no pasa nada), pimienta.
La salsa de cebolla es sin duda la parte más laborosa, pero siendo un extra opcional también nos la podemos saltar (sobre todo si sí preparamos un buen puré casero).


El toad in the hole solo es un plato muy sencillo pero si queremos acompañarlo con puré de patata, salsa de cebolla y verduras, tardaremos un poco más y debemos empezamos por la salsa y el puré.

La salsa es la parte que más tardará en hacerse, así que podemos hacerla incluso por adelantado: pelamos y cortamos las cebollas en lonchas muy, muy finas y echamos en una olla con la mantequilla derretida. Dejamos pochar la cebolla a fuego lo más bajo posible, tapada, durante más o menos una hora. De vez en cuando la removemos - debe quedar muy tierna y dulce, de color marrón claro y uniforme (¡cuidado con no quemarla!). Una vez esté hecha añadimos la harina, removemos y dejamos que coja un poco más de color. Al final añadimos poco a poco los ingredientes líquidos removiendo la salsa todo el tiempo y dejamos cocer unos 10 minutos más a fuego siempre muy bajo. Pepamos. Si queda demasiado densa, echamos un poco más de vino blanco mezclado con agua.
El puré lo empezamos a preparar justo antes de las salchichas: pelamos las patatas, las cortamos en cachitos más pequeños, cocemos en agua con sal hasta que estén tiernas. Pasamos por el pasapuré / hacemos el puré con un prensador, añadimos la mantequilla, la leche (echándola poco a poco), sal, pimienta y la nuez moscada y removemos hasta obtener un puré liso casi cremoso y con textura suave echando más leche y/o mantequilla si hace falta.

Para preparar el toad in the hole, calentamos el horno hasta 200º C. Colocamos las salchichas (crudas, separadas) en una fuente untada con un poco de aceite y las metemos en el horno para 10 minutos.

Mientras las salchichas se están horneando, preparamos la masa: batimos con un tenedor la harina, los huevos y la leche en un cuenco hasta obtener una masa lisa / sin grumos; salamos y pepamos al gusto. Si nos gusta la mostaza, podemos añadir una cucharadita.

Sacamos la fuente con las salchichas. Echamos la masa en la fuente alrededor de las salchichas (intentamos no echarla por encima), debería llegar hasta los 3/4 del grosor de las salchichas. Volvemos a meter la fuente en el horno para otros 30-35 minutos.




lunes, 16 de febrero de 2015

Albóndigas de pescado, pero un poco orientales.


Hay unos ingredientes comunes para las cocinas orientales: limón, miel, tomate, berenjena, comino, cilantro y perejil, chiles picantes (a menudo formando picantes pastas),... Forman unas combinaciones maravillosas, que saben igual de bien tanto en verano - cuando te regalan una sensación de frescor, como en invierno - cuando desprenden esta suave sensación de calidez. Sabores algo dulces, algo picantes pero siempre llenos, muy llenas de una potente fusión de aromas.

Una receta muy parecida se puede encontrar en el libro de Yotam Ottolenghi y Sami Tamami "Jerusalem". La hice hace mucho tiempo, siempre la he tenido en mi cabeza como una apuesta alternativa para bacalao/merluza. Dado que en realidad no tenía pensado  hacer este plato y el único ingrediente seguro que había comprado el día anterior era el bacalo, pensé guiarme no por la receta original del libro sino simplemente por mis recuerdos de ella y de los sabores que probado en Marruecos, Egipto y Turquía y unos tantos restaurantes libaneses.


Albóndigas de pescado blanco, con un toque oriental.
Para 2 personas.
250g de bacalao fresco o merluza (sin piel)
1 huevo
pan rallado
cilantro (o perejil)
1 cebolla
1 diente de ajo
400g de tomate pelado / triturado / troceado
1/2 chile rojo (si puede ser de los que no pican TANTO)
medio limón
miel
comino (molido o entero triturado en un mortero)
sal
aceite
para acompañar: arroz.

Podemos empezar por la salsa: pelamos y picamos muy finamente la cebolla y el ajo, Reservamos la mitad de la cebolla, la otra mitad y el ajo los pochamos en una olla con aceite hasta que queden tiernos. Añadimos el chile rojo picado y el comino, sofreímos un rato y echamos los tomates. Dejamos cocer a fuego lento (vamos a remover la salsa mientras seguimos trabajando con las albóndigas).

Para preparar las albóndigas, picamos la carne de pescado muy finamente, de manera que podamos formar las albóndigas con ella. Añadimos la otra mitad de cebolla, el cilantro/perejil picado, el huevo, más o menos la mitad de jugo del medio limón, sal y pan rallado y amasamos, hasta obtener una masa lo suficientemente firme como para poder hacer las albóndigas (pero, para evitar que se nos quede demasiado seca, vamos echando el pan rallado poco a poco; en el caso que de todas formas la masa nos parezca al final demasiado seca podemos añadir un poco de leche). Formamos las albóndigas - las mías tenían unos 3-4 cm de diámetro y 1.5 cm de grosor (deberían salir unas 5). Las rebozamos ligeramente con pan rallado y dejamos de momento de lado.

Mientras estamos preparando las albóndigas, removemos de vez en cuando la salsa. Cuando tengamos las albóndigas ya preparadas, volvemos a comprobar cómo va. Si vemos que necesita algo más de tiempo (es aguosa, el tomate es muy ácido) podemos guardar las albóndigas en la nevera mientras la salsa se está terminando de hacer. Cuando esté a punto, la volvemos a sazonar con sal (si hace falta), añadimos una cucharadita de miel y exprimimos el resto de jugo de limón y si nos parece, le echamos un poco más de comino. Si tiene mucha agua, podemos dejarla cocer un poco más sin tapa, mientras vamos friendo las albóndigas en una sartén a fuego medio-alto unos 3 minutos de cada lado (o si siguen muy blancas un poco más).  Una vez las albóndigas están hechas y han cogido color, las transferimos a la olla con la salsa y dejamos cocer sin remover unos 3-5 minutos más sobre un fuego muy bajo. Servimos con arroz.




viernes, 6 de febrero de 2015

Sopa de guisantes amarillos. Para el frío.


Esta es una versión algo más ligera de una de las sopas más típicas polacas, la grochówka. Perfecta para el invierno, una alternativa perfecta a las lentejas. Los más carnívoros pueden disfrutarla en su versión "más" original, con costillas y/o bacon ahumado. La versión vegetariana es igual de buena, sobre todo si se toma con una rebanada de un buen pan de centeno (¡yo siempre me la preparo untada con mantequilla!).















La preparación es bastante rápida, no hace falta poner los guisantes en remojo y la mayoría de los ingredientes ya la tenemos normalmente en casa. Aunque los guisantes amarillos (secos) no son muy populares en España, sí se pueden encontrar en la mayoría de los supermercados más grandes y en tiendas con alimentos orientales / de subcontinente indio (>dal).


Sopa de guisantes amarillos
para 2 personas
150-170g de guisantes amarillos
un cachito de zanahoria (1/3 más o menos)
una patata mediana
un diente de ajo
mejorana (u oregano) - a gusto (una cuchara mínimo)
1 hoja de laurel
sal, pimienta
opcional / versión para carnívoros: unas costillas (¡sin adobar!)  y/o bacon ahumado en taquitos

Lavamos los guisantes en agua fresca, escurrimos. Las ponemos en una olla, cubrimos con dos dedos de agua y ponemos a fuego. Pelamos la zanahoria, la cortamos en medias rodajas de 2-3 mm de grosor. Pelamos la patata y la cortamos en cubitos de 1 cm. Aplastamos el diente de ajo, le quitamos la piel y lo picamos finamente.

Cuando los guisantes lleguen a ebullición, en la superficie subirá mucha espuma blanca. bajamos la temperatura, recogemos la espuma con una cuchara (y la tiramos) y echamos en la sopa las verduras preparadas y las especias (y si la usamos, la carne). Dejamos cocer la sopa a fuego lento, tapada, más o menos 45 minutos, removiendo de vez en cuando y añadiendo agua si hiciera falta;  antes de terminarla volvemos a probar si está bien de sal y mejorana. Está hecha cuando está a punto de convertirse en un puré (probablemente mucha patata y una mayor parte de los guisantes se desharán ya antes); si está muy espesa, añadimos un poco más de agua. O, si no te gusta tanto la consistencia de puré, puedes terminarla un poco antes (siempre cuando los guisantes estén cocidos, probablemente no antes de 30 minutos de cocción).