No, definitivamente: el nombre " berenjenas a la parmesana" no hacen justicia a este plato. Es demasiado prudente. Siguiendo la receta que crea el plato a base de berenjenas fritas*, conseguimos un gran pequeño monstruo; de ahí, yo bautizo esta delicia como la "parmesanada".
Es una creación gastronómica bastante sencilla, a base de unos productos muy asequibles. No requiere mucha agilidad culinaria, pero sí bastante paciencia y atención. Después de unos tantos intentos de crear la parmigiana mmmm, buona... he llegado a la conclusión que de hecho que lo único que le tenemos que dar a cambio para que llegue a ser así, es mucho cariño.
Así que: ayer llegaba Él, de una viaje de trabajo de una semana. Después de cinco días de dieta griega, por lo buena que sea, hacía falta una opción segura: un plato típico italiano. Más: un plato típico campano.
Se la comería entera, seguramente, incluso después de una semana de todos los gyroses, pulpos, fetas, tzatzikis etc, etc. Y así, fue.
* existe también la opción de hornear las berenjenas en vez de freírlas, el plato será así más ligero (lo que se notará también en el sabor...).
Para 4 raciones bastante potentes, o 6 no muy grandes. Tiempo de preparación: +/- 1,5-2h. Tiempo de horneado: 40 minutos (a 200ºC).
2 berenjenas medianas-grandes
1000g de tomate triturado
2 dientes de ajo
½ cebolla
150g de parmesano, rallado
2-3 bolitas de mozzarella
albahaca fresca
aceite
sal gruesa
sal fina
Les quitamos la "cola" y el "pico" a las berenjenas, y las cortamos en lonchas de un 1cm a lo largo. Las colocamos en un recipiente (o en un colador, a poder ser) en capas, echando encima de cada capa sal gruesa y dejamos reposar una hora.
Preparamos la salsa de tomate: picamos la cebolla en dados muy finos y la freímos con el ajo machacado hasta que queden tiernos. Añadimos el tomate triturado, dejamos reducir hasta que el tomate tome una consistencia pulposa (pero suelta) y se quede sin líquido. Podemos echar un poco de sal (fina) a gusto (si es necesario). Cuando la salsa esté a punto, le echamos unas hojitas de albahaca.
Pasada una hora, lavamos las berenjenas con agua fría, quitándoles así la sal, y secamos con un paño. Las freímos a las dos caras, hasta que estén bien doradas. Muy importante: las berenjenas tienen que estar bien hechas pero sin llegar a quemarse; esta es la parte de preparación que más tiempo y atención nos costará. Es importante tanto controlar bien la temperatura como la cantidad de aceite ya que al principio necesitan bastante aceite que, mientras se estén friendo, irán soltando.
Cuando estén hechas, las dejamos enfriar encima de papel absorbente.
Montamos el fondo de la fuente que vamos a usar para la parmigiana con la salsa. Colocamos encima una capa de berenjenas fritas y le echamos otra capa de salsa por encima. Espolvoreamos (con una mano más bien ligera...) con el parmesano y le colocamos encima la mozzarella cortada en rodajas. Cubrimos con una segunda capa de berenjenas, y repetimos el procedimiento en el mismo orden: salsa de tomate-parmesano-mozzarella-salsa de tomate. Por último, echamos el resto parmesano por encima.
Un truco para hacernos el trabajo más fácil y acertar con la gestión de los ingredientes - antes de empezar a "colocar" la parmigiana, hagámonos la idea sobre las partes de cada ingrediente: dos capas de berenjena, dos de mozzarella, tres de parmesano y cuatro de salsa de tomate.
Horenamos unos 40 minutos a 200ºC, hasta que la superficie quede bien gratinada. Se puede servir caliente, o también fría.
Buon appetito!
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