A veces la mejor idea que podemos tener en la cocina es recordar que los mejores sabores son los más sencillos. Recordar como saborear la huella del mar, tierra, sol y aire en el paladar hace feliz.
No hacen falta recetas. Solo acordarnos.
El rodaballo, un monstruo monstruoso, magnífico en su fealdad. Robusto y duro, noble. Con piel gruesa, áspera, que cubre una carne blanca sustanciosa, jugosa y sabrosa.
Cuando llegó a la cocina, ésta se llenó de olor de mar. Le ofrecí la compañía de un fruto de la tierra y otro del sol y aire: patata y pan casero de trigo integral con aceitunas negras.
Rodaballo al horno.
Ingredientes:
rodaballo
1 patata mediana-grande por persona
1 cebolla (opcional)
sal
pimienta recién molida
aceite
medio vaso de vino blanco.
Pelamos y cortamos en rodajas bastante finas las patatas y la cebolla. Untamos la fuente con aceite, colocamos las patatas y la cebolla cubriendo el fondo. Sazonamos con sal y pimienta, echamos por encima el vino blanco.
Salamos el rodaballo, lo colocamos encima de la cama de patata y cebolla (con la piel hacia arriba), echamos un chorrito de aceite por encima. Metemos en el horno precalentado a 200º C.
Horneamos unos 45 minutos (si es el rodaballo es muy grande, puede ser hasta una hora).
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