viernes, 9 de marzo de 2012

Coles de bruselas.



No cabe ninguna duda: no es el vegetal más querido en el Mediterráneo. Hasta hace poco, era casi imposible encontrarlo en las fruterías. Se vendía alguna vez en algún supermercado como una verdura prácticamente exótica. 


Que se venda ahora en casi todas las fruterías, podría ser por la influencia de la inmigración centroeuropea, aunque en realidad en mi barrio por ejemplo ésta viene de un Este mucho más lejano, donde tampoco se conoce... 
Cuando las preparé por primera vez, mi Querido no sabía bien qué hacer con el contenido de su plato; ahora, le encantan (de hecho ha confesado que era una de las cosas que si no hubiera sido por mí, nunca jamás en su vida se le ocurriría comer...).


Bien. 
Es comprensible. Como explica el fabuloso libro de Nigel Slater, Tender, las coles de bruselas nunca han sido propias del Sur, ya que para crecer necesitan frío y hasta bastante frío. El frío, dice Slater, "crea" las coles de bruselas: les quita el amargor y a nosotros nos da ganas de comérnoslas (como tantas otras cosas de un sabor bastante fuerte, que probablemente no nos resultarían atractivas en temperaturas más altas).


Pueden servirse de la manera más sencilla - por ejemplo acompañando cualquier tipo de carne, cocidas y con un poco de mantequilla o con pan rallado dorado en mantequilla. 


Si las preparamos de la siguiente manera, pueden funcionar perfectamente como un plato único. 


Coles de bruselas gratinadas con queso azul.
Para 2 personas:
500 g de coles de bruselas
100 g de queso azul (roquefort u otro, como siempre a poder ser de leche cruda)
250 ml de nata
1 cucharadita de mostaza de grano 
un puñado de parmesano rallado
pimienta recién molida
una pizca de sal.


Las coles de bruselas deben cocerse muy poco tiempo, de esta manera se evita que su fresco color verde se convierta en un feo verde marrón y que llenen la casa de un olor muy fuerte (las coles tienen un alto contenido de azufre). 
Les quitamos las hojas exteriores más duras y la parte más dura de la base. Para una cocción más rápida, podemos cortarlas a mitad, sobre todo si no son muy pequeñas. Ponemos el agua a hervir con una cucharadita de sal, en cuando llegue a ebullición, metemos las coles en el agua. Desde que el agua vuelva a hervir, las dejamos cocer 2 minutos.
Sacamos, escurrimos, pasamos a una fuente. 
Preparamos la salsa de queso: mezclamos la nata con el queso azul desmenuzado y la mostaza. Cubrimos las coles con la salsa, espolvoreamos con pimienta recién molida y el parmesano rallado. 
Metemos en el horno precalentado a 180ºC, horneamos hasta que se doren y la salsa empiece a burbujear. 


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