miércoles, 14 de marzo de 2012

Pumpkin curry. Un recuerdo de un bello viaje.


Fue un viaje precioso, fascinante, rico. 


Muy rico.
Me encantan los currys, pero hasta aquel viaje solo había probado los de mi barrio multicultural. En Dambulla, una ciudad en el centro de la isla,  el segundo día del viaje probé el primer curry auténtico esrilanqués; a primera vista me sorprendió - la mesa estaba llena de cuencos pequeños, en cada uno un curry diferente y todos vegetales, ninguno llevaba carne. ¿Y el pollo? ¿Cordero? ¿Nadie come carne en Sri Lanka? - pensaba, dando vueltas a los butterchickens y corderos con espinacas del restaurante indio unas calles más abajo de mi casa en Madrid. ¿Será una versión light del menú curriano europeo? Hm. 
Pensaba que la comida iba a ser aburrida y poco saciante. Nada menos. Cada uno de los cuencos contenía una versión de curry diferente, cada una llena de sabores y aromas. En una combinación perfecta. 


En Sri Lanka los currys son efectivamente en su mayoría vegetales. Aunque se puede encontrar también currys de pescado, marisco y pollo, reinan los de berenjena, patata, lentejas, judías... o un plato tan curioso como curry de huevo. Por lo general en la cocina predominan especias, verduras y legumbres que van acompañados sobre todo con arroz, el consumo de carne está reducido al mínimo. Aun así,  la cocina es muy variada y muy, muy rica. 


En Galle, una ciudad al sur, una antigua colonia portuguesa cuya decadencia la hace parecerse más a Cuba que a una ciudad en Asia, entramos en una preciosa tienda con objetos artesanos de decoración de casa. Ahí encontré un libro de cocina esrilanquesa bellísimo: Serendip. My Sri Lankan kitchen de Peter Kuruvita. Decidí no comprarlo, pensando que era un gasto exagerado y que de cualquier manera no me iba a servir. En aquella época los libros de cocina ocupaban a lo mejor la cuarta parte del espacio que ocupan ahora. Al final a Madrid me traje solo un paquete de pimienta blanca y alguna otra especia, y otro de té. 


Me arrepentí. Y luego lo encontré a mitad de precio en una tienda por internet. 
Ahora lo tengo en casa.


La mayoría de recetas hay que modificarlas por lo menos ligeramente: no es fácil encontrar hojas de curry frescas o copos de pescado de las Maldivas en España... Pero nos podemos apañar engañando un poco a la tradición. 




Curry de calabaza.
Receta inspirada en Pumpkin curry. Serendip. My Sri Lankan kitchen de Peter Kuruvita.
Para 2 personas. 


400 g de calabaza
media cebolla
1 diente de ajo
medio chile verde picante (o más, sin nos gusta picante)
1 cuchara de arroz
1 cucharadita de comino
1 cucharadita de semillas de cilantro
1 cucharadita de mostaza
1 cucharadita de curry en polvo
100 g de crema de coco
2 cucharas de salsa de pescado (si no tenemos, podemos sazonar con sal)
agua / leche / leche de coco.


Tostamos el arroz en una sartén pequeña (sin aceite). En un mortero, mezclamos el arroz tostado con las semillas de cilantro y comino. Lo trabajamos hasta conseguir un polvo relativamente fino. Si preferimos, podemos usar también un molinillo.
Picamos la cebolla en cubitos muy pequeños, la sofreímos con un poco de aceite. Juntamos con las especias y la mostaza en el mortero, trabajamos un rato más intentando conseguir una pasta homogénea. Reservamos. 
Cortamos la calabaza en dados de 1.5 cm. Vertimos en una sartén la mezcla de especias con cebolla, el ajo picado, la crema de coco (si es muy espesa, la diluimos con un poco de agua templada) y la calabaza. Dejamos cocer a fuego bajo, añadiendo un poco más de agua / leche / leche de coco (según gusto y/o el contenido de nuestra despensa) según haga falta, hasta que la calabaza quede tierna (unos 30 minutos). Sazonamos con la salsa de pescado / sal.
Servimos con arroz de grano largo. 



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